viernes, 23 de diciembre de 2011

"Esperando El Gran Milagro"

Aquí, otra historia que pude terminar
a tiempo para este blog...


Este era uno de esos pueblitos comunes en lugares alejados, sin muchos habitantes, pero capaz de autoabastecerse. Sin embargo, un 20 de Diciembre, algunas cosechas se perdieron; y todo indicaba que por dos o tres meses sólo podrían contar con lo guardado en los graneros.
Distribuyeron algunos sacos entre los pobladores, dejando el resto almacenado.
Al día siguiente, sin poder creer realmente algo tan perjudicial para su bienestar, vieron que una plaga de ratas los había dejado con muy pocas reservas. Los notables y los campesinos se reunieron en la plaza pública para buscar una solución; de momento trajeron del poblado vecino todo lo que necesitaban. Era entonces el 20 de Diciembre.
21 de Diciembre: cuando un incendio dejó arrasados los campos y destruidos la mayoría de los graneros, la gente del pueblo empezó a creer que de algún modo habían ofendido a los Cielos, tal era su parecer en cualquier circunstancia. Así que se congregaron en la iglesia para pedir perdón y misericordia, sintiéndose como Job.
Pero el día siguiente, lejos de encontrar un alivio para tantos males, fueron asaltados en sus propias casas por un gran grupo de bandidos... Ahora cada uno de los habitantes del poblado pensaba que el Día del Juicio había llegado, si era que no estaba a punto de venir. ¿Cómo podía estar pasando todo eso?
23 de Diciembre: siendo la víspera de Navidad, ellos sólo tenían la esperanza de que el Cielo les enviara un gran milagro para compensarlos por todas esas pérdidas. Volvieron a la iglesia y, esta vez, casi actuaban como penitentes.
Esa noche durmieron tristes, confiando apenas en una señal que cambiara todo.
24 de Diciembre: Los preparativos para la celebración de esa noche estaban casi terminados, si bien sobre el pueblo flotaba una nube de congoja que podía seguir hasta medianoche.
¿Y cómo podía ser el gran milagro que les devolviera sus importantes bienes?
Pero cuando llevaron, escritos, sus ruegos hasta el pie del altar, quienes estaban fuera de la iglesia pudieron ver algo realmente increíble.
Una fila de hormigas iba muy ocupada llevando cada una un grano de algún tipo; lo dejaban a la entrada de la iglesia y no mucho después volvían con más. Nadie entendía lo que estaba pasando, porque ¿De dónde venían? ¿Por qué actuaban así?
Como si las hormigas no fueran suficiente misterio, por el camino que venía del otro poblado llegaban unos caballos trayendo diversas provisiones... Esto no podía ser posible, para la mayoría; pero empezaron a comentar que algo totalmente inimaginable estaba a punto de pasar frente a ellos.
Las primeras encargadas de ello fueron ahora las propias ratas: pues cada una traía en este caso una mazorca, y ninguno sabía de dónde podía venir semejante obsequio.
Justo frente a la iglesia había entonces, amontonados hasta cierta altura, granos comestibles de todo tipo, mazorcas listas para comer o conservar, hortalizas y otros víveres como para uno o dos meses... Hasta que pudieran recuperar una cosecha.
Pero además de costarles creer en lo que habían presenciado, se preguntaban por qué de pronto la naturaleza se mostraba tan generosa a través de sus criaturas. 

La respuesta (o respuestas) era en realidad bastante simple, según algunos lograron comprender:
Un milagro suele venir sólo cuando uno más necesita de él; no necesita ser grande para hacer lo que uno espera; y los caminos que elige pueden ser los más insospechados.

No hay comentarios: